SENSACIONES VIVIDAS
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No termino de encontrar las palabras adecuadas para contaros la satisfacción que he sentido en haber podido participar en la organización y desarrollo de este viaje. También era mucha la responsabilidad que me pesaba, pero con Lola al frente, Gema con su agenda, Neli con sus argumentos precisos y Miguel con su intervención breve y rotunda en el momento justo, sin olvidarme del humor inteligente de mi compañero de habitación Javier. Otro compañero que desde su pantalla de ordenador contribuía a difundir las imágenes del camino, me refiero a Salva. Sin duda me olvido de algún compañero.
En las sombras con el sentido autocrítico que tiene que presidir un buen juicio, todos somos conscientes de los problemas que hemos sufrido, difícil o imposible de prever en ciertas ocasiones, pero que el grupo ha sabido superar con alegría. El paso del tiempo creo que este Camino va a permanecer en la memoria de muchos de nosotros y me alegre haber podido participar
He mencionado nombres propios, entonces como no mencionar a Carmele o María, a Chavi o Asun, Lolin o Sonia. A mi buen amigo Vicente, Josefa. A quien cuando vi por primera vez me dejó “encogido” y después pude descubrir a esa mujer encantadora, Primitiva. Y ya puestos mi recuerdo a Patrocinio, Carlos, Encarnita, Loli, Carmen, Mercedes y Froilán. A mi amiga Marta que un día soñó conmigo, a su marido genial. A Generosa y Bernardo que nos ayudó a llevar las cuentas. Aurelia y Domingo con Ángela. Sin olvidar por fin a Mari Ángeles y Soledad. Elisa y José María, Pilar, Telmo y Eulogio. Si todos los mencionados estuvimos en el viaje, en ocasiones por su ausencia personas están presentes, Ángela y Monse, fueron unas de ellas. A todos ellos un fuerte abrazo. Quiero daros las gracias por haberme permitido ayudaros y haber podido compartir con vosotros momentos que han hecho este Camino sea inolvidable.
Paco Vivancos
Se hace difícil evaluar el reciente viaje a ese particular Camino, y se confirma lo que siempre he mantenido, las vivencias del Camino ayudan para alimentar una vida. Esto sirve para uno “normal”, pero todos estaréis conmigo que este era especial. Rebusco cual ha sido su especificidad, y no me sirve el hecho de que se haya andado poco, tampoco el que el vinculo sea una enfermedad, ni que la gente fuera amable. Tampoco encaja el argumento del valor y coraje que han mantenido mis compañeros de peregrinaje. No me atrevo a señalar lo mas definitorio, pero estaremos de acuerdo en que esta gente que hemos vivido esta experiencia, ha sido amable, cariñosa y comprensiva con las deficiencias que se presentaron. Hicieron una fiesta al tener que dormir en una litera, dentro de un saco de dormir. Antes de empezar el Camino sabíamos de la fortaleza de las personas que venían, pero encontramos muchas anécdotas, algunas me permito relataros que dan prueba de lo dicho. Se repetía de forma sucesiva a la hora de salir. Los tramos elegidos para andar eran siempre cerca de la carretera, los peregrinos mejor preparados tomaban posición para bajar del autobús, al empezar a tomar camino se bajaba según el deseo de cada cual, nuestras piernas se dirigían al oeste, a Santiago. Tras unos instantes volvía la cabeza, mis ojos distinguían a amigos que apoyándose a bastones u otros compañeros, con muchas dificultades para mantener su equilibrio, caminaban apretando el paso, no perdiendo la posibilidad de mostrarnos y sobre todo mostrarse a si mismo su tesón. Sabíamos que eran luchadores, pero aquello era sin duda mucho. También quiero destacar, no como si lo comentado hasta ahora no fuera dicho por ellos, sino por añadir una circunstancia que podía ser una dificultad. Casi a medio viaje en Astorga se incorporasen catorce personas. Lo que podía ser una dificultad fue un éxito, aquellos amigos llenaron no solo el autobús de maletas, llevaban los bolsillos llenos de generosidad, eran los mejores compañeros que podíamos esperar, amigos que se unieron sin queja ni demora. Allí sin duda, hemos dejado a la vuelta, grandes amigos, y aquí ellos, saben que los tienen. En esos momentos compartieron las silletas que resultaron imprescindibles, esas acciones nos dieron la medida de lo que son.
Tenemos que agradecer la ayuda de personas que por vínculos familiares o de amistad, han mostrado con su presencia y apoyo al éxito de esta empresa (Inma y Roses).
Tenemos que agradecer la ayuda de personas que por vínculos familiares o de amistad, han mostrado con su presencia y apoyo al éxito de esta empresa (Inma y Roses).
No termino de encontrar las palabras adecuadas para contaros la satisfacción que he sentido en haber podido participar en la organización y desarrollo de este viaje. También era mucha la responsabilidad que me pesaba, pero con Lola al frente, Gema con su agenda, Neli con sus argumentos precisos y Miguel con su intervención breve y rotunda en el momento justo, sin olvidarme del humor inteligente de mi compañero de habitación Javier. Otro compañero que desde su pantalla de ordenador contribuía a difundir las imágenes del camino, me refiero a Salva. Sin duda me olvido de algún compañero.
En las sombras con el sentido autocrítico que tiene que presidir un buen juicio, todos somos conscientes de los problemas que hemos sufrido, difícil o imposible de prever en ciertas ocasiones, pero que el grupo ha sabido superar con alegría. El paso del tiempo creo que este Camino va a permanecer en la memoria de muchos de nosotros y me alegre haber podido participar
He mencionado nombres propios, entonces como no mencionar a Carmele o María, a Chavi o Asun, Lolin o Sonia. A mi buen amigo Vicente, Josefa. A quien cuando vi por primera vez me dejó “encogido” y después pude descubrir a esa mujer encantadora, Primitiva. Y ya puestos mi recuerdo a Patrocinio, Carlos, Encarnita, Loli, Carmen, Mercedes y Froilán. A mi amiga Marta que un día soñó conmigo, a su marido genial. A Generosa y Bernardo que nos ayudó a llevar las cuentas. Aurelia y Domingo con Ángela. Sin olvidar por fin a Mari Ángeles y Soledad. Elisa y José María, Pilar, Telmo y Eulogio. Si todos los mencionados estuvimos en el viaje, en ocasiones por su ausencia personas están presentes, Ángela y Monse, fueron unas de ellas. A todos ellos un fuerte abrazo. Quiero daros las gracias por haberme permitido ayudaros y haber podido compartir con vosotros momentos que han hecho este Camino sea inolvidable.
Paco Vivancos
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