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viernes, 29 de enero de 2010

29-01-2010 Más consejos sobre el camino


La preparación física. 

http://www.gronze.com/camino-de-santiago/consejos.htm

El Camino de Santiago no es un paseo exento de dificultades. Es cierto que, en principio, es factible para cualquier persona, tanto para aquellos que están acostumbrados a andar como para aquellos que no lo están. De todas formas, el sentido común no debe hacernos perder de vista que el esfuerzo que supone una peregrinación de este tipo requiere de unas condiciones físicas determinadas y que, por lo tanto, es necesaria una buena preparación previa, independientemente del punto desde el cual iniciemos el Camino. Recorrer a pie centenares de kilómetros día tras día no es trivial.
La preparación física es uno de los aspectos más importantes para lograr que la peregrinación sea un éxito. No sólo para tener la satisfacción de haberla podido finalizar, sino también para disfrutarla y, así, conseguir que se convierta, posiblemente, en una de las vivencias más gratificantes de nuestra vida. Una mala preparación, producto de la improvisación, puede obligarnos a abandonar o, lo que todavía es peor, puede convertir cada etapa en un calvario. Sin duda, la mejor manera de prepararnos es andando en condiciones similares con las que nos encontraremos. Por ejemplo, hacer excursiones por alguna zona de montaña que conozcamos bien, con el mismo calzado, indumentaria y mochila con que iniciaremos el Camino. También debemos cargar la mochila con el peso aproximado que pensamos llevar. Será conveniente realizar varias excursiones, a lo largo de las cuales iremos incrementando los kilómetros. Así, además de ponernos en forma, podremos determinar de qué forma reacciona nuestro cuerpo en estas circunstancias, y también si el calzado es el adecuado, si el peso es excesivo, etc.

En nuestro caso, como ya hemos comentado en la anterior entrada, no realizaremos etapas tan largas, quizá una ó dos horas diarias. También contamos con el apoyo permantente de un autobús, luego la preparación no tiene por qué llegar a ser como nos comenta en este punto, sin embargo qué decir tiene que cuanto mejor vayamos, más disfrutaremos del camino y menos lesiones, menos ampoyas provocaremos. El autobús llevará casi todo el peso, así que como mínimo, si que sería bueno dar paseos con una pequeña mochila donde llevemos un poco de agua y algo de comida, así sean frutos secos, pasas, algún bocadillo, alguna fruta, como prefiramos. Pero si pensamos que vamos a recorrer tan sólo un par de horas, bastaría con agua y alguna pieza de fruta.
Eso si, volvemos a recordar la importancia de prepararnos siempre con el mismo calzado que vayamos a usar en nuestra peregrinación.

El peso de la mochila. 

El peso de la mochila es, a parte de la preparación física, el aspecto más importante a tener presente antes de partir. Es necesario reducirlo al mínimo posible, intentando que no supere el 10% o 12% de nuestro peso corporal. En ningún caso debe exceder los 10 kilos, incluyendo el peso del agua. A pesar de que todos los libros y guías del Camino advierten de este hecho, son muchos los peregrinos que deben facturar a casa parte del material, en algunos casos después de haber recorrido tan solo una o dos etapas. Por lo tanto, debe evitarse llevar nada 'por si a caso'. Además, a lo largo de Camino encontraremos todo tipo de establecimientos donde poder comprar, en un momento dado, aquello que nos sea necesario.

Nosotros llevaremos el autobús de apoyo que podrá llevar todo el peso. Así que con llevar una pequeña mochila donde echar lo justo que vayamos a necesitar ese día bastaría. 

La sujeción de la mochila. 

Este es un factor importante para evitar tanto la acumulación del cansancio como la excesiva carga en la espalda y los hombros. Para una correcta sujeción, primero aflojamos al máximo las cintas que se cuelgan a los hombros. Después desplazamos la cinta de la cintura a la altura del hueso de la cadera, teniendo en cuenta que una vez bien apretada nos sea posible tocar con los dedos el hueso por encima de la cinta. Apretamos fuerte esta cinta de la cadera y ajustamos las cintas de los hombros sin tensarlas, de tal forma que podamos poner sin dificultad los dedos entre estas cintas y el cuerpo. De esta forma conseguimos que la mayor parte del peso de la mochila se cargue directamente sobre las piernas, liberando considerablemente la espalda y los hombros.

La señalización. 

Todo el recorrido está señalizado con flechas amarillas. A veces se añade otra simbología según la comunidad autónoma o provincia. Así pues, es poco frecuente perderse, y aún menos en el Camino Francés. De todos modos, si esto ocurriera, tan solo es necesario un poco de tranquilidad y paciencia hasta reencontrar el camino. Además, en último extremo, siempre habrá alguna carretera que nos permita llegar al siguiente pueblo.

Se convierte en un juego muy divertido buscar las flechas amarillas, pero no temáis que suelen estar muy bien visibles y suelen ser frecuentes. Lo más fácil es perderlas en un pueblo o ciudad donde hay tantas opciones como calles. Pero facilmente se vuelen a encontrar.

Objetos de valor. 

Afortunadamente, los casos de robos en los albergues son muy poco frecuentes. De todos modos, y especialmente en los albergues más grandes, es necesario tomar las elementales medidas de seguridad y no dejar olvidados los objetos de valor mientras estamos, por ejemplo, en la ducha o paseando por la población. También hay la posibilidad, de hecho la más frecuente, de dejarnos alguna cosa olvidada en alguna de las múltiples paradas habituales a lo largo de una etapa (bajo un árbol, en un bar, etc.). Y por último, también debemos tener en cuenta que es difícil tratar delicadamente el material sofisticado que transportamos en la mochila, como por ejemplo las cámaras fotográficas réflex. Así pues, como conclusión, podemos afirmar que los objetos de valor o delicados y los largos caminos a pie son poco compatibles. Además, una de las gracias de los caminos a pie es hacerlos despreocupadamente, sin tener que estar pendiente de si perdemos esto o se nos rompe aquello.

Carga de la batería del móvil. 

En los albergues (si hay alguna excepción, la desconozco) no hay ningún inconveniente en usar los enchufes libres para cargar la batería del móvil. Dado que el número de enchufes suele ser mucho menor que el número de plazas, debemos hacer un uso racional y no tener el móvil en carga más tiempo del necesario.

Secar las botas. 

Si han quedado empapadas por la lluvia, un pequeño truco para secar las botas por dentro, cara a emprender el camino al día siguiente, es poner varias hojas arrugadas de periódico bien apretadas. Al cabo de unas tres o cuatro horas las sacamos y ponemos otras. Con dos o tres veces que repitamos esta operación será suficiente para que el papel absorba toda el agua y las botas nos queden bien secas.


1 comentario:

  1. Yo estoy siguiendo todos vuestros consejos, me compre las botas y cada dia ando un ratin para moldearmelas, la mochila ya preparada, el saco de dormir por si las moscas, la cantimplora, ya Gema se encarga de ir apuntando y yo tomando buena nota.
    No es broma lo del calzado, a mi que no estoy acostumbrada a llevar zapatillas o bota de montaña me esta costando un pelin, pero yo a tope.
    Lolilla.

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